Durante años la caza de tiburones con fines de seguridad “shark cull” ha sido ampliamente cuestionada en Australia. Solo el año pasado la Autoridad de Protección Ambiental (EPA) recibió más de 25.000 firmas para detener esta práctica que pone en peligro a los escualos.
Sin embargo, al no contar con un plan efectivo de seguridad, muchos bañistas se exponen a ataques peligrosos, como heridas o incluso la muerte. A poco más de dos meses de finalizar el año, ya van 13 ataques (un fallecido): 10 más que en 2014.
Esta semana las autoridades australianas del estado de Nueva Gales del Sur presentaron un nuevo plan, que no contempla la caza de tiburones, y que pretende entregar la seguridad suficiente a los bañistas. El sistema tecnológico que incorpora el uso de drones, helicópteros y boyas con sonares y 4G que son capaces de identificar tiburones, proveerá de información una aplicación móvil en tiempo real, llamada SharkSmart.
El plan tiene un costo de 11,5 millones de dólares y su entrada en vigencia está programada para mediados de diciembre, cuando se inicie el verano austral.
“Estamos orgullosos de ser la primera jurisdicción en el mundo en adoptar e integrar este enfoque hacia el mantenimiento seguro de nuestras playas”, comentó el ministro de Industrias Primarias, Niall Blair.
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