Este cocodrilo gigante era el terror de los dinosaurios en el jurásico

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En el período jurásico, en lo que ahora conocemos como la isla de Madagascar, hubo un animal que los aterrorizaba a todos. El resto de bestias existentes en aquella época vivía con terror de, en cualquier momento, cruzarse con tal especimen y no contarlo después.

Ese animal salvaje, esa máquina de matar, no era un T-Rex. Tampoco un ficticio Indominus Rex. Menos un meteorito.

Esa bestia era un cocodrilo gigante.

Razana

En un paper publicado por PeerJ se explica con detalle la existencia del Razanandrongobe sakalavae (“Lagarto gigante ancestral de la región de Sakalava”), un animal cuya mandíbula era tan brutal como la de un gran dinosaurio, sin ser un dinosaurio.

El Razana fue descubierto hace más de 10 años pero los fósiles encontrados eran tan escasos que fue imposible definir exactamente de que tipo se trataba. Sin embargo, eso cambió ahora y con un estudio a mayor detalle, se confirmó que el animalejo es un mesoeucrocodylia, grupo que incluye a los cocodrilos del pasado y también a los del presente.

A través de un detallado análisis de los restos dentales encontrados, los científicos a cargo de la investigación descubrieron (vía Phys) que Razana era básicamente un cocodrilo gigante pero menos acuático que los actuales y que no tenía problemas para moverse en tierra firme y competir con bestias de otras especies que estaban “al tope de la cadena alimenticia”.

O sea, Razana era definitivamente brutal:

Los hallazgos sugieren que se trató de un depredador altamente especializado, con forma de cocodrilo, que podía competir y ocupar el nicho ecológico de otros terópodos. Además, se debe considerar que especímenes más grandes que este han sido encontrados, pero pertenecen a períodos más recientes de la historia.

Razana 02

Según Simone Maganuco, investigador italiano participante del estudio, Razana vivió en una época en la cual Madagascar aún no se era una isla. Y además, su descubrimiento permite empezar a completar la linea de tiempo de los mismos cocodrilos, que a juicio de los especialistas todavía tiene demasiados espacios vacíos de los que no hay mucha información.