Parece que el crimen organizado regresa a sus raíces básicas para realizar sus actividades de lavado de dinero, empleando un poco de lo visto en Narcos, la serie de Netflix, en donde los carteles colombianos recurrían al comercio internacional como vía para mover sus ingresos ilícitos. Ahora México sigue los mismos pasos, y uno de los medios principales para mover esa plata sucia son los smartphones de gama alta.
De acuerdo con un extenso reportaje publicado por el diario El Financiero, ciudades estadounidenses como Miami y Los Ángeles, se habrían convertido ya en centros de operaciones preferidos por los carteles de Sinaloa y Los Zetas, para recurrir a la adquisición de teléfonos móviles y electrónicos, utilizando dólares producto del narcotráfico, para luego importar la mercancía desde México u otros países de América Latina, donde es comercializada en pesos. A este proceso se le denomina como “Lavado de dinero basado en comercio”.
Miami, la tierra del celular
Estas medidas surgieron y se volvieron extremadamente populares, según afirma BolsaManía, lo que detonó una regulación oficial impuesta por la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) y el Departamento del Tesoro en donde obligaron a cerca de 700 negocios en Miami, la gran parte de ellos dedicados a la venta de smartphones y otros artículos eléctronicos, a que reportaran directamente cualquier transacción mayor a los USD $3.000.
La investigación afirma que en la mayoría de los casos las tiendas de celulares involucradas en la transacción contribuyen a consumar el delito, falsificando los recibos de compra, para aparentar que el dinero del narcotráfico es parte de una serie consecutiva y afortunada de ventas legítimas.
Eso sin contar el conocimiento del uso de embarques de teléfonos celulares para mover drogas o dinero generado por las ventas en otros continentes. Sin embargo la red se insinúa tan compleja que seguirle la pista sería un reto extraordinario.
La próxima vez que compres un smartphone vale la pena preguntarse de dónde salió el dinero para importarlo. Aunque curiosamente los narcos prefieren Nokia.
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