Un grupo de investigadores suizos dio con lo que parece ser la solución definitiva a los problemas eléctricos de los marcapasos: un reloj que se alimenta de los latidos del corazón para funcionar, el cual también sirve como “batería externa” para estos dispositivos, cargándose de igual forma con el movimiento que producen nuestras muñecas al caminar.
La gracia de esta pulsera es que genera y almacena la energía cinésica durante un periodo prolongado de tiempo, la cual más adelante ocuparemos para cargar el equipo cardíaco, y así permitirle a nuestro corazón latir como debe.
Las pruebas realizadas en cerdos demostraron que el músculo en cuestión, en condiciones normales, es capaz de producir los seis microwatts que hacen funcionar a los marcapasos, razón por la cual decidieron armar este útil invento.
El texto del estudio que dio origen a este producto fue realizado en septiembre de 2016, sin embargo ahora tomó relevancia al ser rescatado por TechCrunch.
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