¿Donald Trump viene por nuestros videojuegos? Probablemente no

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Este martes 8 de noviembre y de manera sorpresiva el candidato republicano Donald Trump resultó electo como el presidente de los Estados Unidos. Sabemos que a muchos no les agrada que se mezclen las políticas con los videojuegos, pero cuando eres el hombre más poderoso del mundo, al mando de la principal potencia fabricante de videojuegos, es normal que nazcan.

Después de todo las regulaciones que puedan darse allá fácilmente afectarían a todos los otros mercados, ya sea en clasificación, investigación, precios e incluso censura. Mientras que Barack Obama pidió investigaciones para corroborar los enlaces de los juegos violentos con el real desarrollo de los niños que juegan -que terminó con él promoviendo que los niños aprendan a usar código, como para hacer videojuegos- poco y nada se sabe de la postura del nuevo presidente.

La única información que Trump ha mencionado públicamente al respecto es un tuit de 17 de diciembre del 2012 el cual se traduce en: “La violencia en los videojuegos y su glorificación debe ser detenida, esta creando monstruos!”

Video game violence & glorification must be stopped—it is creating monsters!

— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) 17 de diciembre de 2012

Actualmente no hay más registros respecto al tema, por lo que puede que sencillamente no le interese u opine más tarde. Trump es un hombre que no fuma ni bebe ni consume drogas -según él- por lo que no sería raro que en unas semanas o meses vuelva a manifestarse respecto al asunto, pero por ahora absolutamente nadie cambiaría dentro de la industria de los videojuegos en el corto o mediano plazo.

Aún es demasiado temprano para hablar de precios y/o economía. A menos que pasen dramas con los actuales tratados de comercio, la materia de exportación no debería cambiar en absoluto.

Su ex-contrincante Hillary Clinton hace más de 10 años que se ha mostrado en contra de los juegos violentos, considerando que deben ser tratados y regulados de la misma forma que los cigarros, alcohol y la pornografía ya que “dificultan aún más la tarea de educar de los padres”.

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