¿Hasta qué punto llega el control de la información privada por parte del gobierno de Estados Unidos? Parece ser la bandera de lucha del país norteamericano. Los informes revelados por WikiLeaks y Edward Snowden dan cuenta justamente de este constante acoso del gobierno a sus ciudadanos tanto dentro como fuera del país.
Luego del atentado de las Torres Gemelas, Estados Unidos se volcó de lleno en el mundo de los secretos, de descifrar, espiar; todo bajo la consigna “contra el terrorismo”. Ya han pasado 14 años de ese hecho, pero el interés por tener el control de la información no cesará. Durante estos meses, el gobierno ha manifestado la necesidad de poder desencriptar las bases de datos de las empresas a través de una ley que lo permita. Sin embargo, recientemente el director del FBI, James Comey, dijo en el Capitolio esta semana que no presionarán esta legislación, al menos no por ahora.
Esta decisión, que llega como un respiro, no significa que Estados Unidos haya perdido el interés en las comunicaciones cifradas de las empresas. De hecho, lo que quiere el gobierno es seguir persuadiendo a la compañías para revelar sus datos cuando existan investigaciones penales o vinculadas al terrorismo.
Según señaló el director del FBI, James Comey a The Washington Post, “el gobierno ha decidido no buscar una solución legislativa ahora, pero tiene sentido continuar las conversaciones con la industria”.
De aprobarse una ley como esa, la protección de la privacidad del consumidor estaría en juego. Eso sí, la tecnología ha avanzado demasiado y existen servicios que no tienen forma de desencriptar mensajes o dispositivos que lo hacen para la completa seguridad de sus usuarios. Aunque Alan Turing demostró que todo código se puede descifrar…
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